Si evoco en mi imaginario la palabra almendra me transporta a un fruto de corteza punteada, extremadamente dura, que se resistía a ser abierta cuando yo era pequeña. Recuerdo también un martillo y un trapo, herramienta con la que mi padre con sus manos fuertes las solía abrir, para después dárnoslas y ser nosotras quienes sacáramos su fruto, muchas veces fragmentado en pedacitos de los que no perdíamos ninguno, mojando nuestros deditos para recoger los trocitos más pequeños y disfrutar así de su delicado sabor.
Y la evocación de estos momentos me ha llevado a otra almendra, esta vez imaginada por la Diseñadora Patricia Urquiola. Los recuerdos son su punto de partida, y la observación el alimento de su creatividad. No sé a ciencia cierta cuándo comenzamos a imaginar, pero igual que su vivencia emocional ligada a los tejidos, a su urdimbre, al ganchillo y al punto, yo me veo soñando despierta siendo muy pequeña, en la casa de mi amoña, metida en la camita en una habitación llena de luz. Allí imaginaba diálogos, jugaba a descubrir otras realidades en los dibujos de aquel papel tipo gotelé que cubría las paredes de la habitación. Dando vida y movimiento a lo estático, jugando con la inspiración.
Hace unos días en la Plaza de Bilbao de San Sebastián, en el escaparate de Iluminación Jorge San Martín, vi una almendra colgada, los sueños de Patricia la habían imaginado y después había llegado hasta aquí. La luminaria nos muestra sus frutos en rama, en ocasiones sus cáscaras están abiertas, y en otras semicerradas. La versión que más me gusta es la que se suspende con una ligera inclinación, la que reproduce unas ramas vencidas por el peso, cáscaras que esta vez contienen en su interior La Luz, permitiéndonos descubrir los matices que nos aporta el uso que hagamos de ellas.
Yo me la imagino al final de un sereno pasillo sin iluminar, cuyas paredes pintadas con gamas cálidas me sugieren avanzar. O quizás de frente, en un escenario muy personal e íntimo, creado con un sugerente papel, sobre una mesa de trabajo sobria, a la espera de que me acerque, me siente y me ponga a recordar…
Las emociones están cargadas de recuerdos, los recuerdos esconden emociones y es fascinante sumergirse y descubrir esos mundos imaginarios, que entre recuerdos y proyectos presentes, están aún por venir.
Por Loidi Etxarri Interiorismo.
Fuente de las fotografías:
https://flos.com/en/it/designers/patricia-urquiola.html
https://foodandtravel.mx/almendra-fruto-ancestral/