Es nuestra naturaleza, retornamos a ella cuando enfermamos, casi siempre por estar alejados, desconectados de ella. En nuestras casas es necesario potenciar el verde, darle un lugar, y a menudo lo olvidamos. Quizás sea más sencillo de lo que pensamos tenerla presente, la capacidad de transportarnos de una fotografía, la atracción del color de un tejido, o el tacto áspero de una mesilla pueden en momentos sustituirla, acercándonos a nuestro origen, a nuestros instintos tan adormecidos. ¿Quién no recuerda tumbarse sobre la hierba y sonreír?
Hacer tendencia de lo saludable, potenciar este consumo, sin gastos extremos, con gestos sencillos. Todos quisiéramos vivir en lugares perfectos, pero quizás sean el orden, el huir del exceso y la búsqueda de lo acogedor lo que más nos ayude a sentirnos cercanos, a sentirnos pertenecer y compartirlo.
…Por Loidi Etxarri Interiorismo…